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“Toda pregnancia de uno mismo se gesta en el relacionamiento con el otro.”
J.L. Brea

La estructura del proyecto se basa en la idea de la autobiografía. Un archivo diario de eventos fugaces y efímeros, actos cotidianos, relaciones que se forman a partir de fotografías y textos. El individuo necesita el reconocimiento de su diferencia frente a la intención masificadora de la sociedad contemporánea, y es conciente de su existencia a partir de la relación con su entorno, con la comunidad de la que forma parte. La interioridad, la privacidad y la intimidad se exponen en el espacio de lo público.
El autorretrato se forma a partir de mi relación con el otro, partiendo de la base de que mi identidad se construye interactuando con ese otro y con la esfera de lo social. La obra, siempre en proceso, se convierte en un work in progress, en una obra abierta e inacabada, que se continuará creando con la acumulación de registros y comentarios de los distintos sujetos de las comunidades de Internet.

29 de marzo 2012, jueves.


De mañana otra vez había rastros de diarrea y de vómitos. Así que la llevamos, y quedó internada con suero en la veterinaria. Quedamos en que Julio la iba a buscar después de las 6.
Yo a las cinco y media salí para Buenos Aires. En el bus me encontré con Maggie y Roberto. Mi viaje hasta Colonia tuvo altibajos. Mientras yo charlaba con Maggie, encantada de encontrarme con ella, una señora me pidió permiso para pasar y me corrí; era mi vecina de asiento. Mi mochila estaba sobre el asiento contra la ventanilla, que era el que me correspondía; pero ella me reclamó el lugar. Le dije que no, que ese era el mío, el 9, y como el de ella era el 10,  le tocaba junto al pasillo. No le gustó mucho, pero se sentó en su asiento y yo volví al frente del bus a charlar con Maggie. Subió el conductor y me tuve que ir a mi asiento, pero la señora había reclinado el respaldo, se había arropado con una campera como si fuera una manta, y tenía los ojos cerrados. Dije conpermiso y no se movió. La observé; los párpados le temblaban como cuando alguien no está dormido, y me hizo gracia pensar que se hacía la dormida. Tosí, dije hola sin levantar el tono y me quedé parada a su lado; abrió los ojos y dijo ah frunciendo el ceño y la boca, hizo un ademán de levantarse y dijo tengo el cinturón puesto, me había dormido. Demoró en levantarse para que yo pasara; le dije que podía sentarse junto a la ventanilla si estaba más cómoda y me dijo que no con cara de estar haciendo terrible sacrificio. Después suspiró. Pasé a mi asiento, y no le di más pelota. Agarré mi libro, los lentes y me puse a leer. Enseguida me acordé que tenía una botella de agua fría en la mochila y me estiré para alcanzarla, ella tosió-suspiró, molesta con mis movimientos. Agarré la botella con una mano y con la otra giré la tapa para abrirla, y evidentemente, con el movimiento el gas había juntado presión y al aflojar la tapa y liberarla, saltó un chorro de agua que me salpicó, y también la mojó a ella, por supuesto. Sacó un pañuelo y empezó a secarse de forma ostensible sin dejar de suspirar. Tan ostensible, que no le dije disculpe.  Después se dio vuelta, espalda para mí, y se volvió a tapar con la campera, cubirendo con ella una parte de mi libro. Retiré la campera de la zona que me correspondía. Ella dijo dos veces qué pasa, si recién me mojaste y no te dije nada.  Sí, le dije, y dijo algo así como tenés que saber hasta donde llegar; volví a decirle si con cada cosa que me decía hasta que se calló. Leí un rato, y me dormí hasta llegar a Colonia, y el cruce del río fue muy rápido, charlé todo el viaje con Maggie, chusmeamos, nos pusimos al día y recorrimos el freeshop, nos preobamos cremas y perfumes, con ganas de comprar todo. Quedé con un aroma terrible a mezcla de perfumes que no me gustan. Al llegar a Puerto Madero nos separamos.
Gaby pasó a buscarme, justo cuando salí de la oficina de Buquebús apareció ella en el auto. Pasamos a buscar a Grata por el microcentro y seguimos, a cenar en lo de Grata. Charlamos hasta casi las 2 de la mañana. Pasamos super bien, hacía tiempo que no teníamos una charla en paz, las tres.



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