Nació
Josefina, la hija de María. La tuvo en la casa, asistida por una partera. Ella
lo quería así y ya lo había planificado, y el parto tenía un buen pronóstico. Hizo
el trabajo de parto caminando y parió acuclillada, como debe ser; nada de
acostarse en una cama como si estuviera enferma.
Como
estaba nublado, salí al mediodía a caminar por la Rambla; el cielo estaba
hermoso, cubierto de nubes de formas múltiples y hacía mucho calor.
De
tarde fui a ver a Jota.
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