Por fin, volvimos a la chacra. Cuando estoy allá no quiero volver a
Montevideo. O nunca me quedé tantos días como para hartarme de la paz y desear
ciudad. Mis calabacines están creciendo.
Estoy copada con eso; la primavera pasada tiré unas semillas que había guardado
después de hacer un puré. También estoy copada con el cajón que traje, lleno de
los duraznos más ricos, sin pesticidas ni funguicidas.
De noche fuimos con Má y Cori al cine, a Piriápolis, a ver J.Edgard, dirigida por Clint Eastwood.
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