Después del evento del fac, pasada la medianoche nos
fuimos para Santa María. Caro vino con nosotros, en el viaje charló para que
Julio no se durmiera. Yo también estaba muerta de sueño, y encaré a charlar
para ayudarla. Si voy sola, me duermo. Llegamos cerca de las dos de la mañana.
Dormimos y nos levantamos tarde. Seguí limpiando, todo un
invierno cerrado no se arregla con dos días. Pero Reyes había cortado el
césped, así que el aspecto general era prolijo. Siguen cayendo hormigas del
techo, pero ahora caen muertas o agonizantes, solamente hay que aspirarlas.
Muertas de calor –el calor fue insoportable, y además
húmedo-, Caro y yo nos fuimos a la playa. Julio no quiso ir, estaba cansado.
Fue fantástico. Maravilloso. El mejor baño. El agua estaba fría pero no helada,
transparente, salada. Mar-mar. El mar estaba tranquilo pero potente, si te
agarraba la ola que rompía en la orilla te daba vuelta. Pero si ibas a su
ritmo, te hamacaba y te sacaba a la orilla. Estuvimos un rato largo en el agua
y volvimos, para no llegar demasiado tarde al cumple de Jota; llegamos, nos bañamos y fuimos para el cumple -era en la chacra, ahí pegado.
De noche, antes de dormir, fuimos con Ju y Caro a darnos
otro baño de mar. Alucinante.
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